El valle de Viñales está ubicado en la Sierra de los Órganos, Pinar del Río, la provincia más occidental de Cuba. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999, y en el 2001 Parque Nacional.
Te acercamos a diez atractivos de esta joya de la naturaleza y la cultura cubanas que te garantizarán una experiencia fantástica si piensas reservar una excursión al sitio.
1. Los Mogotes
Estas famosas elevaciones de no más de 25 metros se yerguen en la depresión cársica del Parque Nacional Viñales y son típicas de la zona. Su exuberante vegetación exhibe un matiz verde esmeralda particular de estas latitudes, y los alrededores, llenos de altas palmas, ofrecen una vista sensacional del valle que junto al soplar del viento le conceden un espíritu más bien propio de épocas prehistóricas.
El panorama más espectacular lo ofrece el Mirador del Hotel Los Jazmines, si bien muchas sierras alrededor captan lo esplendoroso del ambiente, sobre todo con la puesta de sol, cuando los variados colores del ocaso tropical se funden con las sombras del monte antillano.
2. Tirolina en el Canopy
El Canopy se ubica a las afueras del valle y para quienes disfrutan de la actividad física, un pequeño impulso de adrenalina y vistas espectaculares, es imprescindible. Rodeados de un paisaje magnífico, tú, tu familia y tus amigos disfrutarán de la tirolina que se extiende sobre el Parque Nacional declarado Patrimonio.
3. Vida silvestre
Entre esos encantos que puedes apreciar no solo desde las elevaciones, sino también en caminatas, podrás encontrar la diversísima vida silvestre que alberga Viñales, hogar a más de cien especies endémicas de Cuba entre especímenes de la flora y la fauna, algunos tan emblemáticos como el tocororo (en la imagen arriba) y la palma corcho. Podrás avistar además muchísimos reptiles, anfibios, aves, árboles y arbustos que se hallan al amparo de los programas de estudio y conservación de la zona.
4. Las plantaciones
La provincia Pinar del Río es conocida por ser la mayor área de cultivo del tabaco en Cuba, y dentro de ella Viñales se lleva una mención muy especial por la calidad de sus tierras y la tradición veguera.
En tu viaje por Viñales de seguro recorrerás plantaciones no solo de tabaco, también de café, y tendrás la posibilidad de degustar ambos productos que los pobladores confeccionan de forma artesanal. Estos también te brindarán miel de abeja, ron y guarapo, igual de auténticamente cubanos. Este último se trata de otro derivado de la caña de azúcar, muy refrescante y sin contenido de alcohol, famoso por su sabor dulce y herbal.
5. Casa del Veguero
Ya que hablábamos de tabaco en el punto anterior, la Casa del Veguero complementa el paso por las plantaciones pues en él puedes obtener una mirada especializada a la siguiente fase del proceso de elaboración del tabaco: cómo se seleccionan, curan, almacenan y preparan las hojas para formar un puro de inigualable sello. Esta visita es más gratificante durante la primera mitad del año, cuando por el ciclo de cultivo y las condiciones climáticas puedes observar todo el proceso de modo más práctico.
6. La Cueva del Indio
El Parque Nacional Viñales también acoge a varios de los más importantes sistemas cavernarios de todo el país, entre ellos la Cueva del Indio, llamada así por ser un antiguo habitáculo indígena, sede de arte rupestre y sitios arqueológicos que han presentado hallazgos de culturas precolombinas.
Por la Cueva del Indio confluyen dos ríos; uno de ellos, de nombre homónimo al pueblo cercano, San Vicente. Puedes recorrer este caudal en lancha a motor, abarcando gran parte de la cueva, que está iluminada para mejor apreciar las maravillas subterráneas del occidente cubano.
7. Caverna de Santo Tomás
Para quienes deseen ir un paso más allá en la exploración del subsuelo, la verdadera joya espeleológica es la Caverna de Santo Tomás, ubicada 20 km al oeste de Viñales –un tanto más lejos, pero sin problemas para el transporte– que destaca por ser el mayor sistema cavernario de Cuba y el segundo del continente americano con 46 km de longitud.
No solo te cautivará su magnitud, sino las huellas al interior que dejaron la naturaleza y el ser humano. Por un lado, la irregularidad de las formaciones rocosas suscita admiración; por otro, conocerás sobre las comunidades de esclavos africanos e indígenas que se asentaron dentro del recinto huyendo de las plantaciones. La vibrante historia de cimarronajes en la caverna la dota de una rica herencia cultural.
8. Paseos a caballo
Hora de volver a adaptar las pupilas a la luz del sol. Varios puntos de la zona ofrecen paseos a caballo en ágiles especímenes. Es poco cuanto se diga acerca de la breve distancia que hay entre la realidad y la magia en este aspecto, tan poco como un metro de la punta de los pies al piso.
El famoso novelista cubano Alejo Carpentier contó en sus crónicas una anécdota sobre vacaciones de juventud en el campo. En ella contó que todo cuanto veía, palpaba y sentía se le hacía como un sueño. Confesó que de adulto repitió los viajes, pero que le faltaba algo concerniente a la cuestión de perspectiva. Hasta que, como cuando joven, en medio de la espesura tropical, cabalgó sobre un corcel: todo ese tiempo la pieza ausente había sido andar a cuestas de la criatura para sentirse a tono con el medio, a la distancia del suelo que consideraba “la propicia” para admirar la riqueza de sus alrededores, como sus antepasados habían hecho desde que arribaron a estas tierras cálidas, al ver en el caballo el medio predilecto para andar valles y bosques de Cuba.
Basta que lo compruebes con tus sentidos cuando tengas la oportunidad.
9. Visita a una casa campesina
Después de trotar a tus anchas, un descanso no viene mal. El campesinado es una parte esencial de la identidad cubana en cualquiera de sus épocas. Además de representar un elemento cumbre de la tradición rural, al guajiro, como se le conoce popularmente en el país, se le asocian valores de sencillez, laboriosidad y compañerismo. Seguro lo comprobarás al entrar como parte de una visita guiada a la choza de uno de los trabajadores de la tierra de la zona, quien sabrá darte la bienvenida junto a su familia y te atenderá con hospitalidad, dispuesto a sostener un intercambio jovial con viajeros de todas partes. Quién sabe, puede que incluso te conceda la dicha de probar café recién colado o encender un puro luego de la hora del almuerzo.
10. Comida criolla
Y hablando de almuerzo, al campo cubano va asociado un sabor muy característico. Sea lonjas de cerdo y arroz congrí, yuca con mojo, ropa vieja o picadillo a la criolla, la mezcla de especies y aromas más la preparación de estos platos en el entorno de la campiña, con un leve rastro de ahumado en el aire, va a alimentar cuerpo y alma, conectando al viajero con la cultura del sitio mediante el paladar.
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