La fecha exacta se desconoce, pero se sabe que Trinidad formalizó su entrada al placar de las villas fundacionales cubanas durante las semanas de finales de 1513 e inicios de 1514. Por resolución del Consejo de Estado, en concordancia con el Conservador de la Ciudad, los trinitarios festejan su origen cada segundo domingo de enero –en esta ocasión marcando 510 años desde que el Adelantado de la autoridad española en la isla de Cuba, Diego Velázquez, ordenara la creación del asentamiento.

Trinidad ha sido desde los tempranos tiempos del primer contacto entre los nativos de la isla y los colonizadores europeos, fuente de patrimonio material e inmaterial de gran valor. Sus mitos y leyendas, su paisaje que une costa con monte, la trama urbana y los palacios, ingenios, iglesias y plazas que reflejan su acervo azucarero, criollo y colonial, no solo confieren a esta villa el encanto de mostrarse con un pie dentro de épocas pasadas, sino que su gente, así como los servicios y las iniciativas que les involucran y se hallan a lo largo de toda la ciudad, forman parte activa del impulso que confiere a Trinidad su esencia antigua, pero con la mirada en el futuro.

La hermana villa de Sancti Spíritus se le sumará a Trinidad en igual cúmulo de primaveras este 4 de junio. Para profundizar en la historia de la gestión patrimonial trinitaria, considerada referente de éxito en el marco de la conservación de las principales villas cubanas, remítase el lector a Trinidad y los Ingenios: La villa y valle de inagotable tradición. Podrá notar el impacto de los esfuerzos de estimulación histórico-cultural de esta ciudad en la visión de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de Cuba.